La mujer responsable de su valor
Por: Ramona de la Cruz, psicóloga
En las últimas décadas se ha estado ofreciendo un conjunto de reflexiones destinadas a ayudar al sector de la mujer, centrándose en los elementos clave para la promoción de la equidad de género en lugares de trabajo, en la salud, en la educación, etc.
La mujer es columna vertebral de recuperación en las comunidades, a partir de los paradigmas sobre los diferentes procesos por los que han pasado las generaciones femeninas.
Una mujer que se valora conoce muy bien sus fortalezas de forma integral, en las áreas física, psicológica e intelectual. Este valor no debe depender de su raza, religión, estatus social o ideología.
Organizaciones internacionales como la ONU Mujeres y Pacto Global han adaptado principios que deben definir a una mujer empoderada y que como producto final hacen que esta actúe de cara a promover la equidad de género en programas de responsabilidad social.
El conjunto de ideas, creencias y valores con relación a las diferencias sexuales, el género y la justica social han ido recobrando vida frente a mitos como: que la mujer bella es un sinónimo de inteligencia y que la felicidad llega con un príncipe azul en la mujer.
Aun son muchas las barreras por superar a nivel psicosocial en materia de políticas públicas, para erradicar las creencias de que hombres y mujeres deben ocupar lugares diferentes en la sociedad.
Para que la mujer entienda que es dueña y responsable de su futuro y su valor, es necesario fomentarla desde los distintos agentes de socialización (familia, escuela y medios de comunicación).
Un empoderamiento en la mujer implica el involucramiento activo en los diferentes ambientes. Si queremos un mundo pacífico, deberíamos iniciar por la igualdad de género y posicionando a las mujeres que ya han evidenciado contar con el potencial para construir una sociedad próspera y sostenible.
¿Hemos avanzado? Por supuesto que sí. Cada vez hay más educación universitaria, está mermando el matrimonio precoz y las mujeres están ocupando posiciones de liderazgo.
En países como la India nacer niño es un privilegio, y las mujeres tienen constantes luchas por ser severamente discriminadas. G. Lipovetsky conocido por su libro La era del vacío, se refiere al advenimiento de una mujer que ya no está subordinada al hombre y la define como la tercera mujer. Una mujer que viene de un primer paradigma bajo la desvalorización, el desprecio, un ser maléfico y engañoso, las labores debían ser inferiores o negativas y se consideraba al hombre dador de la vida.
El Siglo XXll inició un paradigma en el que a nivel social la mujer es más exaltada por sus méritos y considerada luz al lado de su esposo, pero para entonces aún no había cambiado la idealización real de la mujer que la confinaba al hogar, a la crianza de los hijos, a la dependencia económica y obediencia al marido.
La ONU Mujeres y el Pacto Mundial de las Naciones beneficiaron a los grupos de las féminas con la organización de un umbral para que quede definido el rol de la mujer en nuestra sociedad, y que estos principios están distanciados del significado al que se refiere el empoderamiento de una mujer. En el albor de estas preponderancias están: 1. Promover la igualdad de género al más alto nivel de dirección. 2. Tratar a hombres y mujeres de forma igualitaria en el trabajo. 3. Respetar y defender los derechos humanos. 4. Velar por la salud, la seguridad y el bienestar en espacio laborales.5. Promover la educación, la formación y el desarrollo profesional de las mujeres.6. Llevar a cabo prácticas de desarrollo empresarial, cadena de suministro y mercadotecnia a favor del empoderamiento de las mujeres7. Evaluar y difundir los progresos realizados a favor de la igualdad de género.
Debemos considerar las bases sociales para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible. Se han logrado muchos avances y ya hay cada vez más mujeres ocupando posiciones parlamentarias y de liderazgo en la sociedad donde se desenvuelven, y las leyes cada vez más fomentan la equidad de género. Estas leyes deben recompensar el esfuerzo de cada mujer por superar los mitos machistas, que no solo son presentados por los hombres; de modo que también las mismas mujeres normalizan las actitudes, las conductas machistas y de hecho hasta las enseñan a sus críos. Entre las femeninas pueden existir un sinfín de razones para superarse cada día y escenificar en su vida este concepto de empoderamiento, que dista de lo que la sociedad a veces predica.
Lejos de pensar que el empoderamiento es ser bella, tener un cuerpo envidiable, inteligente, ser dueña de las decisiones sobre su cuerpo y economía; se trata de un estilo de vida en la mujer, en el que aporta a la sociedad con sus potencialidades y valores para lograr de nuestra casa común un mundo con mejores habilidades de convivencias.
Se les debe enseñar a las mujeres, desde su niñez, a no evitar el fracaso y el riesgo para centrarse en juegos seguros, en ser perfectas en todo lo que hagan. Mas bien hay que transmitir que no todo es perfecto y que podemos ser perseverantes para alcanzar nuestros sueños.
En la revista Science, una investigación realizada arroja que las niñas comienzan a sentirse menos inteligentes que los niños a partir de los seis años. Desde edades tempranas, los estereotipos de género hacen mella en los intereses y aspiraciones de las niñas. Por lo que debemos considerar esa edad para fortalecer el autoestima y proyecto de vida de cada femenina.
Conviene recordar que las niñas de hoy serán las mujeres líderes de mañana, por lo que desde la educacion sería muy propicio forjarlas. La igualdad de género no es sólo un objetivo de desarrollo en sí mismo, sino un medio imprescindible de logros para todos.